lunes, 4 de septiembre de 2017

LOS VERSOS CASTELLANOS

LOS VERSOS CASTELLANOS

Por el número de sílabas, los versos castellanos se dividen en:

Versos de arte menor, cuando tienen de dos a ocho sílabas, y

Versos de arte mayor, cuando tienen de nueve en adelante.

Los versos cortos se consideran, en general, más aptos para las

canciones, porque su música es ligera y se presta al movimiento.

En cambio, los versos largos se utilizan para composiciones de carácter más grave y solemne.

Versos de arte menor.- En castellano no existen versos de una sola

sílaba, puesto que las palabras monosílabos se consideran agudas y a efectos del ritmo, en la versificación se cuentan como bisílabas.

He ahí un ejemplo de versos:

BISÍLABOS

Noche,

triste

viste

ya.

TRISÍLABOS:

Mirando

del mundo

profundo

solaz.

TETRASÍLABOS:

Los heridos

corazones.

Los más utilizados son los siguientes:

El de cinco sílabas:

PENTASÍLABO.

Se usa mucho en la poesía popular:

Niña Isabel.

El de seis sílabas.

HEXASÍLABO:

Cerca la Tablada,

la sierra pasada.

El de siete sílabas:

HEPTASÍLABO.

Aparece a veces unido a versos de once sílabas en poesías cultas:

Si de mi baja lira

tanto pudiese el son que en un momento.

Combinado con pentasílabos, en cambio, tiene un ritmo popular y muy airoso:

A la Torre del Oro

viva Sevilla.

Estudio especial del octosílabo.- El de ocho sílabas.

OCTOSÍLABO, es el verso español por naturaleza.

A cazar va el caballero.

Al hablar, muchas veces construimos espontáneamente frases que son octosílabos, porque el ritmo de este verso corresponde al de nuestra lengua.

Así se explica que sea uno de los versos más antiguos que existen en español, y que los romances, el teatro del Siglo de Oro y gran parte de la poesía popular de todas las épocas, estén compuestos en octosílabos.

Aunque los acentos de este verso pueden repartirse de diversas maneras, existe uno, el de la penúltima sílaba, que es esencial y sobre el cual se apoya el ritmo del verso.

Versos de arte mayor: Estudio especial del endecasílabo.

Aunque existen versos de nueve sílabas o ENEASÍLABOS.

Juventud, divino tesoro,

Va te vas para no volver...

Y otros de diez, o DECASÍLABOS, muy poco usados, el más importante de

los versos de arte mayor es el de once sílabas: ENDECASÍLABO.

Este verso lo introdujeron de Italia y lo adoptaron al español los

poetas del Renacimiento. Desde Garcilaso, cobra una sonoridad y una

elegancia extraordinaria. Es un verso propio de poetas cultos.

Existen tres clases de endecasílabos:

El endecasílabo propio o común lleva el acento en la sexta sílaba:

Pastor que con tus silbos amorosos.

El sáfico en la cuarta y octava:

Yo vi del polvo levantarse audaces.

Existe, además, el endecasílabo dactílico - llamado también de "gaita

gallega" -, cuyo ritmo es acentual y parece formado por dáctilos.

Lleva los acentos en la cuarta y séptima sílabas:

Libre la frente que el casco rehúsa.

El endecasílabo sáfico y el propio se combinan perfectamente en las composiciones. Sin embargo, la introducción de un endecasílabo dactílico o 'de gaita gallega' rompe la unidad rítmica, porque, como se ha dicho, su base acentual es completamente extraña a aquéllos.

El verso de doce sílabas, DODECASÍLABO tiene muchas variantes.

Una de ellas, muy utilizada en la Edad Media, está formada por dos hemistiquios iguales. Lleva los acentos en la sílaba segunda, quinta, octava y undécima, siguiendo un ritmo dactílico, como puede apreciarse en el ejemplo:

Des | pléga las | vélas pues | yá que tar | damos.

Después de la sexta sílaba - en este caso después de velas - se hace una pequeña pausa que separa los dos hemistiquios.

Junto a este tipo de dodecasílabo, existen otros muy diversos.

Por ejemplo: el que está formado por dos hemistiquios, uno de siete sílabas y otro cinco; el constituido por tres grupos rítmicos de cuatro sílabas cada uno, etc.

He ahí unas muestras:

Llevo en un relicario, - colgado al cuello.    (7 + 5)

Se le ha puesto - la sonrisa - casi blanca.   (4 + 4 + 4)

Era un aire suave - de pausados giros.       (6 + 6)

Verso alejandrino. El de catorce silabas, ALEJANDRINO, consta de dos hemistiquios de siete sílabas cada uno. Fue muy utilizado en la Edad Media:

En el nombre del Padre - que fizo toda cosa.

Ya en nuestro tiempo, Rubén Darío, gran renovador de la métrica española, acentuó los alejandrinos en las sílabas tercera y sexta de cada hemistiquio.

Así, la célebre sonatina:

La Princesa está triste, - ¿qué tendrá la princesa?

Todo esto que les explico, no hace nada más que demostrar, que existen muchas maneras y métodos para hacer poesía, para combinar los versos, dentro de la métrica y las acentuaciones consideradas como “Ortodoxas” y cultas…

Y si son capaces de crear buenos poemas y alcanzar el éxito, siempre habrá algún docto y experto, que se preocupe de analizar y doctorar su personal estilo…

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