Siguen arrancando las floradas de los rovellòns y de las llenegues, aunque con éstas aún no me he estrenado esta temporada (Solo he encontrado 4, pequeñas y/o chafadas).
Este sábado hemos salido un grupo de amigos boletaires, para ver que encontrábamos en un rincón del Berguedà a tocar con el Solsonès.
A la llegada, sobre las 8:30 de la mañana, ya estaban casi todos los huecos ocupados, la gente madruga mucho para ser los primeros en el bosque, pero si tenemos en cuenta que el día anterior festivo, fue una auténtica marabunta, de poco sirve llegar primero… De todos modos, cuánto más tarde entras en el bosque menos opciones te quedan.
Arrancamos con un buen inicio y bastante cerca de donde dejamos los autos, empezamos a encontrar los primeros rovellóns, cosa que hacía presagiar una buena jornada boletaire… Pero conforme avanzabas en el bosque, te vas dando cuenta que cada vez está más repasado, hasta llegar a un punto en que no encontrábamos apenas nada, y es que es imposible, que aunque el bosque esté productivo, pueda abastecer abundantemente a todos los boletaires.
Bueno al final siempre hay alguno que triunfa y consigue una buena cesta de setas, pero la gran mayoría un kilito o dos para matar el gusanillo…
Hemos pasado una agradable mañana con un tiempo fresco y esplendido sol, en la buena compañía de unos cuanto amigos aficionados a las setas… Como colofón una agradable comida en un restaurante de la zona y dando beneficio directo al territorio… No todo lo que suponen los movimientos masificados en torno a los boletaires, es negativo… Muchos firmarían para que esto durase todo el año!
Unas fotos:
¡Saludos!
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